La Convención Constitucional y el proceso constituyente están aún a tiempo de poder generar un intercambio con la ciudadanía mucho mejor que el actual, que permita, por una parte, informar y formar sobre el proceso, su forma de avanzar y los argumentos de fondo para algunas decisiones; y por otra parte, – quizás de manera más relevante-, que posibilite que los convencionales puedan influenciarse por la ciudadanía nuevamente, cumpliendo así la promesa de una participación sistemática e incidente.
La Convención ha recibido ataques esperados por parte de quienes ven en riesgo la hegemonía de un poder ejercido por décadas; como también las justas críticas de quienes manifiestan que en ciertas normas o en el proceso, se han cometido varios errores que menguan el objetivo de la Convención: la aprobación del nuevo texto Constitucional por la más grande mayoría posible.
Sobre el déficit comunicacional de la Convención – punto clave para despertar el interés en participar y mantener la confianza en el proceso
Uno de los aspectos relevantes para lograr este objetivo es la calidad y cantidad de interacciones significativas con la ciudadanía. Lo que llamamos participación ciudadana: un proceso de inteligencia colectiva donde convencionales, sociedad civil y ciudadanía intercambian información, propuestas, preguntas y argumentos para compartir poder en la elaboración de una propuesta de texto constitucional, logrando que sea conocido y de gran legitimidad.
Inicialmente la promesa era ejecutar un proceso de participación ciudadana ejemplar. La iniciativa popular de norma, tuvo números impresionantes de participantes y votantes. Sin embargo, lo que hizo fue particularizar la discusión en una sarta de agendas de grupos de presión. Sin discusión previa ciudadana de principios y bordes del texto constitucional, (la cual lamentablemente tampoco se dio entre los Convencionales) la participación por iniciativa popular sólo sirvió para que grupos ya poderosos y organizados empujaran su particular agenda. Y dividió a los participantes en ganadores y perdedores, según si su propuesta se aprobó en comisiones o no. Tampoco existió conexión explícita y formal entre las iniciativas y los cabildos, otro de los métodos de participación de esa etapa.
La participación tampoco ha permitido a quienes impulsaron normas populares, poder seguir e intervenir continuamente en la discusión. Fuera de quienes fueron invitados a presentar, no hay canales abiertos para poder participar en la deliberación posterior. De hecho es bastante complejo enterarse de cuáles son los artículos aprobados. Es en documentos de Google Drive de periodistas y convencionales que es posible enterarse de cuáles son las normas que llenan el borrador.
“Hay una brecha relevante entre el estándar de participación prometido y esperado respecto de las acciones que se han desplegado y el nivel de incidencia que estas han tenido… La buena noticia es que aún hay espacio para mejorar.”
Lo primero sería mejorar el soporte digital informativo y participativo del proceso. Quien crea que va a poder hacer una participación masiva a punta de cabildos y redes sociales está en un error. Se deben generar y ocupar buenas tecnologías de participación digital, asincrónica y deliberativa.
Esfuerzos que podrían mejorar ese soporte informativo y participativo que hoy es deficiente.
- Debería existir un espacio interactivo para dar a conocer los artículos aprobados al borrador y permitir plantear preguntas desde la ciudadanía sobre esas normas.
- Las iniciativas que aún estén en discusión, deben mostrar su tramitación como se hace en los proyectos de ley en el sitio web del Congreso.
- Deberían abrirse espacios de deliberación digital y no digital en torno a las normas aún en discusión, para permitir que las personas conozcan la discusión y puedan participar de ella.
- Asociación -clave- con los municipios y no la llegada directa. Es vital que este esfuerzo sea institucionalizado y no de cada Convencional. Hay encargados/as de participación en cada comuna. ¿Por qué no aprovechar de mejor manera, esos héroes/heroínas de la participación?
- Compartir reportes de la recogida de la participación. La data sobre las conversaciones digitales y analógicas que se generen debe estar disponible y accesible para todos.
Todos los esfuerzos mencionados son posibles de implementar en los acotados plazos que quedan. Esa es la gracia de los métodos de participación digital, que permiten llegar a más con menos o iguales esfuerzos. No tardará quien -en un arranque de brillantez- se oponga a los métodos digitales de participación ciudadana, el que hay un porcentaje de la población que no tiene conectividad o competencias digitales. Claro que es así y para ellos se deben buscar otras metodologías y canales.
“Inclusión no implica que todo sirva para todos, significa llegar a cada quien con el canal adecuado, en atención a sus competencias, recursos y tiempo. “
La Convención y el proceso aún pueden encontrar un buen apoyo en los métodos digitales de interacción con la ciudadanía. Ojalá no pierdan esta oportunidad.